martes, 23 de septiembre de 2014

Wifi

Son esas personas que cuando las invitas a cenar a tu casa tienes que recordar que no les gusta nada de sabor especialmente fuerte (ni pensar en hacer unos maravillosos escalopines al cabrales!), normalmente no les gusta la verdura en general, ni tampoco demasiado el pescado, desconocen y rechazan las especias y les haces felices con una pizza (eso sí, recordando que la pizza puede llevar jamon dulce pero no pimientos, o atún pero sin champiñones, o....). Son los que te ponen gaseosa a un Ribera del Duero, o mucho peor, coca-cola!! ketchup a unas patatas asadas a la mantequilla de finas hierbas y cuando les dices que has hecho un Wifi de postre arrugan la cara.

Tengo una hermana mayor que yo, que come como los niños y siempre era un incordio el día que venía a comer a casa. Incluso una vez un "medio ligue" la invitó a comer a un lujoso restaurante y después de pasar la vista con cara de asco por toda la carta, acabó pidiendo morcilla! tan delicada ella siempre...



Y es que para una auténtica gourmet y sibarita como yo, no hay nada que ataque más los nervios que estos de los menús infantiles! Dime lo que comes y te Fuente cuanto has madurado....
Como lo prometido es deuda, aquí está la tercera, definitiva y última entrega de mi azarosa vida sentimental, al menos mientras no haya novedad, que sorpresas te da la vida!

"Don dime, dame, donde" (géminis) Con este nombre bauticé a mi primera convivencia, porque eran sus frases preferidas
-"amor, dime donde he dejado el coche?" ( y yo que coño sé!)
- "nena, dame la cartilla del seguro..." (mmmm estás paralítico acaso?)
-"cariño, donde está la camisa rosa?"
- En el microondas!-contestaba yo, cansada de hacer las labores de ama de llaves no-contratada.
Por qué vivía conmigo? si lo que necesitaba realmente no era una pareja sino un mayordomo!
A pesar de estas "cosillas", era un buen tipo, del que nunca estuve enamorada y al que tampoco nunca oculté este hecho, pero con el que siempre tuve una relación amistosa, de camaradas más que de marido y mujer. A veces la apatía, la comodidad, o la pereza que tan a menudo me embarga me lleva a que relaciones que están en fase terminal o ya directamente "rigor mortis" se alarguen más de lo deseable. Esta fue una de ellas, nunca debió de empezar, porque nada teníamos en común, una vez que empezó nunca debió de prolongarse por tanto tiempo, a pesar de que convenientemente cada año aprox. yo me tomaba un respiro, preferentemente en verano, y nos separabamos unos meses, así durante 5 largos y tediosos años.
Para el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario