martes, 23 de septiembre de 2014

Comparador de seguros

Y la miro todos los días, lo llevo haciendo desde que era pequeña. Me encataba asomarme a la ventana y pensar en todo lo que sucedía a mi alrededor mientras yo, en mi más puro papel de voyeur, no me cansaba de mirar y mirar sin atreverme en ningún momento a cruzar el humbral que me separaba del mundo real. Todo es distinto ahora y el miedo se apodera de mi alma impidiéndome asimilar el duro Comparador de seguros.

Desde que tengo uso de razón, por mi ventanta sólo asomaban almendros en flor cuyas florecillas se iluminaban con unos rayitos de sol que transformaban el paisaje primaveral en un escenario mágico. Siempre era de día, siempre hacía sol, siempre podía escuchar desde mi pequeña ventana a los pajarillos entonando dulces melodías; incluso podía percibir todos y cada uno de los aromas que invadían aquel característico paisaje. Día tras día... asomada en mi ventana, observaba aquella estampa sin importarme el motivo que me impedía bajar a disfrutarla en primera persona. ¿Quizá miedo a quemarme por el sol?; ¿a pisar la hierba y no ver que tras ella se esconde una piedra con la que tropezar?; ¿a que los rayos de sol me deslumbren e impidan que pueda ver el camino con Enlace??...



Una mañana tardé algo más en despertar. Mis ojos aún pegados por el sueño notaron un cambio algo inusual. Me levanté y avancé atropelladamente hasta mi ventana. El paisaje primaveral había desaparecido!! Llovía con intensidad, todo era gris, negro, oscuro, triste... Las hojas, que hace tan solo un día colgaban alegremente de las ramas, habían desaparecido... eyyy, Rubia!! no pasa nada, pensé, mañana amanecerá de nuevo y seguro que el sól volverá a brillar... Pasaron los días y la lluvia no cesaba, pasaron semanas, meses, años... El sol nunca volvió a salir, nunca volvió a iluminar aquellas florecillas de colores que alegraban mi jardín. Y la desesperacion se apoderó de mis entrañas, de mi cuerpo, de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario